sábado, 10 de septiembre de 2011

¿Qué estás viendo? todo...

"La renta, el sueldo, el trabajo en la oficina,lo cambié por las estrellas y por huertos de harina. Me escapé de la rutina para pilotear mi viaje porque el cubo en el que vivía, se convirtió en paisaje. Yo era un objeto esperando a ser ceniza Un día decidí hacerle caso a la brisa"

Calle 13

Pasé 7 meses escuchando esta canción. La ponía una y otra vez, y cuando no lo hacía me topaba con ella en algún lado. Y en algún punto fue la banda de René la que me empujó a dejar algunas cosas atrás y darle rienda suelta a este, el primer gran viaje de mi vida. Yo estaba cansado, harto de todo. Unos meses me separaban del final de mi cursado, y sin embargo, no soportaba un día más de facultad. Estaba trabajando, incluso en algo relacionado a lo que me apasionaba, pero tampoco eso me llenaba. No me faltaba nada y a la vez, me faltaba todo. Me di cuenta que había leído mucho a lo largo de mi vida, y al mismo tiempo, lloré porque no había visto nada con mis propios ojos. Y ahí estaba yo, aburrido, esperando que por esas cosas que tiene la vida...algo cambiara la mía aunque sea un poco. Pero no pasaba nada.
Una mañana creo, el viento se despertó distinto, como con ganas de traerme buenas noticias.Lo extraño fue que llegaron desde un lugar que yo había olvidado casi consciente o inconscientemente, la verdad es que ya lo olvidé. Un hombre al que había querido olvidar durante tantos años estaba del otro lado del teléfono. Era mi hermano, el mismo que se fue cuando yo tenía algo así como 14 años y sabía nada o casi nada sobre la vida. Era una invitación, con todo lo que eso significaba para mí viniendo desde su persona. Era irme a otro continente, a otro país y a otra ciudad. La excusa, su casamiento. Ese pibe que durante tantos años había estado ausente de mi vida, había aparecido para cambiarla rotundamente. Y yo, que de rencores si había aprendido durante tanto tiempo me di cuenta que lo amaba, que necesitaba estar ahí por él y por mí.
Así llegué a Israel hace más de un mes. Y de un día para otro aprendí a ver. Y de un día para otro supe perdonar. y después me enseñaron a conocer a otra gente, a probar otras comidas, a caminar por otros paisajes, a escuchar y a bailar música que creí no era la mía hasta que me reconocí como un ciudadano del mundo. Y al fin volví a amar apasionadamente, y extrañé como nunca a quien sin darme cuenta habia sido siempre la mujer de mi vida. Un día me levanté y fui más tolerante e incluso descubrí que era mejor escuchar que hablar siempre uno mismo, hasta se aprende más. Y así de poco me descubrí de nuevo. Supe quien era y lo que quería hacer con ello. Me emocioné como nunca y hasta me sorprendí al ver que la mayoría del mundo solo quiere paz, aunque todavía no se haya dado cuenta de ello.
Un día entendí que acá no vuelan colectivos todo el tiempo. Era mentira que árabes y judíos no pueden convivir, porque de hecho lo hacen en las mismas ciudades. Me alegré cuando miré de verdad (que es equivalente a decir que no lo hice a través de los medios) y ví que la guerra que existe acá es un conflicto religioso e inentendible que nada tiene que ver con la población de medio oriente. Decían que la mejor forma de conocer es viajar y seguramente ésta sea la más grande verdad que nunca haya escuchado.
Ya no falta mucho para volver a Argentina, algo así como una semana, quizás menos, quizás más. Dicen que por allá todavía intentan voltear a Cristina, como si eso fuera posible. Pasarán algunos meses y agarraré la mochila para irme a Sudamérica, para intentar seguir viendo por mi mismo...para no quedarme quieto nunca, para reiventarme siempre, para no caer en la trampa de un sistema que pretender hacernos creer que no se puede alcanzar nada...cuando ESA es la mentira más grande que escuché....

No hay comentarios: